Conferencia de José Manuel Serrano Esparza y Juan José Obrero Castro sobre Robert Capa organizada por diagonal 3 agrupación fotográfica del aljarafe
Texto : José Manuel Serrano Esparza
Fotos : Pedro Benítez Diez / Antonio Manfredi / Ayuntamiento de Bormujos / jmse

Organizada
por Diagonal 3 Agrupación Fotográfica del Alfaraje, presentada por
Antonio Manfredi y promovida por el Ayuntamiento de Bormujos (Sevilla),
STAF y la Federación Andaluza de Fotografía, tuvo lugar el 20 de Mayo de
2022 en el Salón de Actos del Centro Cultural " La Atarazana " de dicha
localidad sevillana la conferencia " Robert Capa " impartida por José
Manuel Serrano Esparza, autor del libro " Robert Capa en Cerro Muriano, 5
de Septiembre de 1936 : Nacimiento del Moderno Fotoperiodismo de Guerra
" y Juan José Obrero Castro (Presidente
de la Asociación de Empresarios de Cerro Muriano, Córdoba, y profundo
conocedor tanto de la historia del pueblo en el que nació como de la
obra fotográfica de Capa y Gerda Taro), a la que asistieron
unas 50 personas (algo muy significativo, ya que la hora de comienzo de
la conferencia era a las 20:00 h de la tarde, un viernes y con una
temperatura exterior de 42º C en esos momentos) y que se prolongó por
espacio de dos horas.
El
evento contó además con la participación de Francisco Miguel Molina
(Alcalde de Bormujos) y Pedro Benítez Diez, miembro de Diagonal 3
Agrupación Fotográfica del Aljarafe, gran apasionado de la fotografía y
la persona más importante en la organización de este evento, que estuvo
preparando concienzudamente con muchos meses de antelación y un
encomiable esfuerzo.
UNA PRESENTACIÓN DE AUTÉNTICO LUJO
Desde
las 19:15 h de la tarde se habían congregado ya bastantes personas en
el interior del Salón de Actos del Centro Cultural " La Atarazana " de
Bormujos (Sevilla) para asistir a la conferencia sobre Robert Capa,
muchos de ellos fotógrafos y entusiastas de la fotografía con décadas de
pasión a sus espaldas, entre ellos Rogelio Camargo Camacho (ganador del
Premio Mezquita de Fotografía 2020, Miembro del Cuerpo de Jurados de la
FAF, Monitor de Talleres y Cursos y Comisario de Exposiciones) y Elena
Cano (Directora de Exposiciones Fotográficas del Ateneo de Mairena junto
con María Luisa Jiménez), que si pudieron disfrutar de una jornada
inolvidable fue ante todo y para todo gracias a la labor de tres
personas :
- Pedro Benítez Diez
(miembro de Diagonal 3 Agrupación Fotográfica del Aljarafe y gran
amante de la fotografía, que ha sido la persona clave para que este
evento haya podido celebrarse, con su ímprobo esfuerzo de organización y
preparación durante los meses previos, supervisando con gran eficacia
una pléyade de detalles para que todo funcionara como un reloj,
echándole muchas horas y siempre buscando el bien colectivo,
especialmente el de la agrupación fotográfica de la que forma parte y
del pueblo de Bormujos).
- Antonio Manfredi
( onubense de corazón, figura histórica del periodismo español y uno de
los pioneros del medio televisivo en Andalucía con Telesur, con mucha
carretera corrida en prensa, radio y televisión, siempre en Andalucía,
donde ha desarrollado además desde 1990 una amplia labor informativa y
de dirección en Canal Sur, además de haber sido Premio Andalucía de
Periodismo y Premio Ejército de Periodismo, pero ante todo y para todo
con la impronta humanística de buena gente, de saber estar y de humildad
que le inculcaron sus padres Antonio y Antonia) que se ofreció con gran
gentileza y amabilidad para presentar la conferencia tras la lectura
del libro.
- Francisco Miguel Molina
(Alcalde de Bormujos), que plenamente consciente de la trascendencia
del evento, se tomó muchas molestias e hizo las gestiones necesarias
para que la conferencia se celebrara en el Salón de Actos del Centro
Cultural " La Atarazana " de Bormujos en vez de en la sede de Diagonal 3
Agrupación Fotográfica del Alfaraje, como estaba previsto en un
principio. Estuvo además presente de principio a fin durante las dos
horas que duró el evento.
En
primer lugar, tomó la palabra D. Francisco Miguel Molina, Alcalde de
Bormujos, que expresó su alegría y satisfacción por la celebración de la
conferencia en este pueblo de la provincia de Sevilla, además de
enfatizar la importancia que el municipio siempre ha dado a las
actividades artísticas y culturales, incluyendo la fotografía, una
pasión que une per se a personas de las más distintas profesiones e
ideologías.
Asimismo, D. Francisco Miguel Molina subrayó la relevancia fotográfica e histórica de Robert Capa y Gerda Taro.
Acto seguido y como no podía ser de otro modo,
tras ser recibido en el escenario por Pedro Benítez Diez,
la
presentación de la conferencia por parte de Antonio Manfredi fue
sencillamente magistral, no terminando aquí su eficaz labor, que se
prolongaría durante todo el transcurso de la misma, hasta
aproximadamente las 22:00 h de la noche, ejerciendo funciones de
moderador y director de la misma, marcando los tempos con una gran
precisión y consiguiendo una encomiable sinergia entre la explicación de
las imágenes por parte de los ponentes y la interacción con el público
asistente.
Antonio
Manfredi pronunció una introducción breve pero trascendental, perfilando
la relevancia diacrónica de Robert Capa en el ámbito de la fotografía,
el carácter de Cerro Muriano como lugar donde nació el moderno
fotoperiodismo de guerra el 5 de Septiembre de 1936, y el contenido del
libro dedicado a las imágenes captadas durante la primera semana de
Septiembre de 1936 por Capa en Cerro Muriano y sus alrededores :
"
El mundo de la fotografía y el periodismo están absolutamente ligados.
Cuando empecé en el periodismo, uno de los sitios más divertidos era el
laboratorio fotográfico, con sus líquidos, la magia de las imágenes
apareciendo en el cuarto oscuro.
Hay
momentos en la vida que son una agradable sorpresa, y para mí ha sido
una sorpresa de lo más bonito acceder a este extraordinario libro.
Todo
el mundo ha oído hablar de Robert Capa, de su enorme importancia en la
historia del fotoperiodismo de guerra y de la fotografía, pero lo que
ocurrió en Cerro Muriano y sus alrededores y sobre todo cómo lo explica y
lo cuenta el autor del libro, analizando las fotos, una por una, con un
increíble grado de meticulosidad y detalle, me parece fascinante, hasta
el punto de que el libro te sumerge en la acción y parece que estás ahí
ese 5 de Septiembre de 1936, cómo lo cuenta, como lo plantea, como lo
vive, los muchísimos detalles que hay en cada foto, las expresiones
faciales de las personas que aparecen en ellas, etc.
Así
se explica cómo Capa rompió los esquemas habituales fotográficos de la
época, del posado, de la estética, poniendo especial énfasis en captar
las caras de terror de las personas que sufren la guerra en sus carnes y
creando unas imágenes que aunque han pasado 86 años desde que fueron
realizadas, tristemente tienen hoy en día plena vigencia en muchas
guerras por todo el mundo.
De
hecho, muchas de las imágenes que hizo Capa a los habitantes de Madrid
protegiéndose de los bombardeos en el interior de estaciones de metro en
1936, tendrían en estos momentos su paralelismo en el metro de Kiev
(Ucrania).
Así que,
vamos a hablar hoy de fotografía, vamos a seguir la estela de Robert
Capa, un hombre que murió en 1954 al pisar una mina en el Sudeste
Asiático, que vivió cinco guerras, que siempre fue capaz de acercarse al
máximo para hacer sus fotos, y por eso sacaba las imágenes que sacaba.
Creo
que Robert Capa y Gerda Taro rompieron moldes y fueron en gran medida
pioneros de muchas cosas en la Historia de la Fotografía.
A
continuación, Antonio Manfredi presentó a Juan José Obrero Castro,
Presidente de la Asociación de Empresarios de Cerro Muriano, gran
estudioso de la obra de Robert Capa y Gerda Taro, de los que es profundo
admirador, además de que en 2004, durante el rodaje en Cerro Muriano
del gran documental " Los Héroes Nunca Mueren " dirigido por Jan Arnold,
hospedó en su Restaurante Bar X de Cerro Muriano a varios
fotoperiodistas de talla internacional que participaron en él como Horst
Faas, Bruno Arnold y Gervasio Sánchez, además de Ian Kershaw (el más
importante biógrafo de Robert Capa junto con Richard Whelan), Francisco
Moreno Gómez (pionero en el estudio de la Guerra Civil Española en
Córdoba a principios de los años ochenta) y Patricio Hidalgo Luque
(máximo especialista mundial en temas militares sobre la Guerra Civil en
Córdoba).

Juan
José Obrero Castro realizó una breve semblanza biográfica de Robert
Capa y Gerda Taro, tras lo cual inició su disertación basada en la
pregunta ¿Por qué Cerro Muriano ?, explicando que Robert Capa ( que iba
acompañado por Gerda Taro) hizo fotos en Cerro Muriano y sus alrededores
(colina Las Malagueñas, colina Torreárboles, Finca de Villa Alicia,
Lavaderos y Fundiciones de la Córdoba Copper Company, interior de Cerro
Muriano, el Ronquillo Bajo, el tramo de vía férrea Córdoba-Almorchón que
pasa junto a la Finca de Campo Alto y Los Llanos del Vacar) porque tras
la derrota los días 20, 21 y 22 de Agosto de 1936 de las tropas
republicanas que habían intentado conquistar Córdoba capital con cinco
agrupaciones al mando conjunto del general Miaja, una parte importante
de dichas fuerzas republicanas se habían replegado hasta Cerro Muriano,
pequeño pueblo situado quince kilómetros al norte de Córdoba capital y
que suponía una amenaza permanente para dicha ciudad, que estaba en
manos franquistas desde el inicio de la Guerra Civil Española, por lo
que el 5 de Septiembre de 1936
el
general Varela lanzó un ataque con tres columnas contra las tropas
republicanas situadas en la zona de Cerro Muriano y sus alrededores.
A
partir de esos momentos, Juan José Obrero Castro incidió en uno de los
ejes de su alocución : el importantísimo papel de Gerda Taro tanto en la
génesis como fotoperiodista de guerra de Robert Capa como en su
posterior evolución.
Desde 1934, Gerda Taro había sido secretaria de María Eisner, directora de la agencia fotográfica Alliance Photo de París y que era en esos momentos junto con Simon Guttmann (Director de la Agencia Fotográfica Dephot en Berlín) y Stefan Lorant (que había sido director de la revista ilustrada alemana Berliner Illustrirte Zeitung a finales de los años veinte y se convirtió en director de la revista Weekly Illustrated durante la década de los treinta) la más importante editora gráfica del mundo.
Así
pues, Gerda Taro, que había visto muchas fotografías hechas por Denise
Bellon, Pierre Boucher, Feher, Pierre Verger y René Zuher ( fotógrafos
de plantilla de la agencia Alliance Photo, que hacían las fotos
con cámaras Rolleiflex de formato medio 6 x 6 cm) además de las
realizadas por el propio Capa (de cuyas imágenes María Eisner era
distribuidora) con una Leica II Model D, tenía una gran cultura visual, y
desde mediados de 1934, ya vinculada sentimentalmente a Capa, se dió
cuenta de que el fotógrafo húngaro de origen judío tenía muchos
defectos, entre ellos que era bastante desorganizado y caótico, pero que
era un genio haciendo fotografías desde distancias increíblemente
próximas con respecto a las personas a las que captaba con su cámara,
siempre sin ser detectado y captando momentos definitorios.
Es
por ello que ante la precariedad económica que padecían Capa, ella
misma y Csiki Weisz (gran amigo de Capa y su laboratorista en París),
Gerda Taro decidió inventar para Endre Erno Friedmann el pseudónimo
Robert Capa, intentando con ello vender las fotos más caras, lo cual se
consiguió.
De
este modo, entre 1934 y Julio de 1936, Endre Ernö Friedmann publicó
muchas fotografías en diferentes revistas ilustradas europeas de gran
prestigio con el pseudónimo Robert Capa, pero a partir del 15 de Agosto
de 1936, fecha en que Capa y Gerda Taro llegaron a Barcelona (España)
para cubrir la Guerra Civil Española, ambos hacen fotos : Capa con una
Leica formato 24 x 36 mm y Gerda Taro con una Reflex Korelle de formato
medio 6 x 6 cm.
Durante
este primer año de guerra, Capa hace la mayoría de las fotos, porque su
cámara permite hacer 36 disparos, a diferencia de la cámara de formato
medio de Gerda Taro que sólo es capaz de captar 12 fotografías con cada
carrete de 120, pero los negativos que en menor cantidad son expuestos
por la fotoperiodista alemana de origen judío también se envían por
correo con el pseudónimo Robert Capa, como parte de la estrategia
diseñada por Gerda Taro para vender las fotos a mayor precio.
Por
otra parte, durante la primera semana de septiembre de 1936, Capa lleva
ya cuatro años como fotógrafo profesional, desde 1932, cuando realizó
su primer gran reportaje cubriendo la visita de León Trotsky a
Copenhague (Dinamarca), haciéndole 29 fotos, de las cuales cuatro fueron
publicadas en una página completa por la revista ilustrada alemana Der Welt Spiegel el 11 de Diciembre de 1932, mientras que Gerda Taro hace sus primeras fotos el 15 de Agosto de 1936 en Barcelona.
Pero
Gerda Taro, mujer de gran inteligencia, intuición, enorme disciplina y
mucha mayor visión comercial que Capa, es la gran catalizadora de la
formidable eclosión como fotógrafo de guerra de Robert Capa, animándole
en todo instante y estando presente mientras éste hace muchas fotos,
además de hacer fotos también ella y sugerirle constantemente todo tipo
de ideas, ya que Gerda Taro tenía una sólida formación conceptual
artística y fotográfica vinculada especialmente a los preceptos del
constructivismo ruso cinematográfico y fotográfico de Serguéi Eisenstein
y Alexandr Rodchenko, visible en las potentes diagonales que presiden
algunas de las imágenes hechas por Gerda Taro en Barcelona durante la
segunda mitad de Agosto de 1936.
Juan
José Obrero Castro explica que Capa y Gerda Taro eran muy jóvenes
cuando llegaron a Cerro Muriano : él tenía 23 años y ella 26.
Ambos tenían una enorme pasión por la fotografía y una nueva visión del fotoperiodismo de guerra.
Estaban imbuidos de un cierto romanticismo e idealismo. Pensaban que con sus imágenes podían cambiar las cosas.
Y
necesitaban un contexto que les permitiera poner en práctica sus ideas
fotográficas y que fue en la práctica la Guerra Civil Española.
Pero
tras su estancia en Barcelona, Frente de Aragón, Madrid, Toledo y
Almadén sin poder hacer fotografías de acción, el 5 de Septiembre de
1936 Capa y Gerda Taro se encontraron con la cruda realidad de la guerra
en Cerro Muriano, cuando las tres columnas franquistas al mando del
general Varela atacaron las colinas Las Malagueñas y Torreárboles,
además de que el pueblo fue bombardeado por la aviación franquista, lo
cual desencadenó el éxodo de toda la población civil.
Ésto permitió a Robert Capa realizar dos grandiosos reportajes :
Photo : Robert Capa / © ICP New York

El
reencuadre selectivo de la mitad izquierda de la imagen permite
apreciar a Gerda Taro que está mirando al orador subido al tonel,
escuchando atónita sus palabras de ánimo a los milicianos antes del
combate y entendiendo todo lo que dice, ya que había aprendido español
en una escuela privada de negocios de Stutttgart (Alemania) entre 1928 y
1930. Se respira una atmósfera de enorme tensión, con muchos de los
milicianos de la CNT y la FAI de Alcoy y andaluces reflejando en sus
expresiones faciales el miedo, angustia y stress, conscientes de que
tendrán que luchar por su vida frenta a tropas profesionales con muchos
años de experiencia en despiadada guerra colonial en África. Y por si
todo ello fuera poco, Capa percibe algo que impregna la imagen de unas
cotas de dramatismo todavía mayores : cuatro de los milicianos no están
mirando al orador ni escuchando sus palabras, sino mirando muy nerviosos
en distintas direcciones por si aparecen de repente los feroces
soldados marroquís de tabor de regulares: un miliciano andaluz con boina
negra que aparece al fondo a la izquierda, otro que aparece ligeramente
a la derecha del centro de la imagen con su gorro anarquista delante de
la zona inferior de la puerta izquierda del coche visible detrás de los
milicianos, otro ligeramente a la derecha (también con gorro
anarquista) que mira en sentido opuesto hacia la izquierda de la imagen,
y otro (con gorro anarquista más oscuro) y cuya cabeza puede apreciarse
entre la zona trasera izquierda del mencionado vehículo y el brazo
izquierdo del jefe anarquista subido al tonel.
la
Arenga en la Finca de Villa Alicia, donde Capa capta a muchos
milicianos con semblantes de ansiedad y nerviosismo mientras varios
jefes anarquistas de la CNT y la FAI tratan de darles ánimo subidos a un
tonel con discursos motivacionales antes de ser atacados por tropas
marroquís,
Una
de las fotos hechas por Robert Capa el 5 de Septiembre de 1936 a
refugiados que huyeron de Cerro Muriano ante el bombardeo del pueblo por
la aviación franquista. La simbiosis entre la película de blanco y
negro Eastman Kodak Nitrate Panchromatic formato 24 x 36 mm fabricada en
Rochester (Estados Unidos) de sensibilidad Weston 32, equivalente a ISO
40, y el ligero viñeteado (especialmente visible en la esquina superior
derecha) generado por el objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5 de 4
elementos en 3 grupos, probablemente diafragmado a f/4.5, y acoplado a
la Leica II (Model D) utilizada por el fotoperiodista húngaro de origen
judío, genera una bellísima estética de imagen vintage, cuyo foco está
puesto en la mujer que aparece a la izquierda de la fotografía y que
lleva en brazos a su hija semidesnuda. Capa hace la foto desde una
distancia increíblemente cercana a ellos, de tan sólo unos dos metros,
eligiendo encuadre horizontal. Photo : Robert Capa / © ICP New York
y la Huida de los Refugiados de Cerro Muriano a través de la salida norte del pueblo hacia El Vacar.
Es
decir, tras plasmar la Arenga en la Finca de Villa Alicia, Capa y Gerda
Taro, en vez de ir a la cima de Las Malagueñas y Torreárboles a captar
los combates, deciden priorizar a la gente más indefensa: la población
civil que sufre la guerra y sus consecuencias, revelándose una vez más
el inmenso talento de Capa, que capta desde distancias muy próximas a
muchas personas del pueblo que dejan atrás sus vidas, huyendo de la
guerra con lo puesto.
Capa
y Gerda Taro se enamoraron de Cerro Muriano y sus gentes, quedando muy
impresionados al ver como huían del pueblo emprendiendo una caminata de
muchos km bajo un sol abrasador y una temperatura de 40º C, con gran
entereza, en circunstancias muy difíciles.
Tras la intervención de Juan José Obrero Castro,
Antonio
Manfredi presentó a José Manuel Serrano Esparza, autor del libro "
Robert Capa en Cerro Muriano, 5 de Septiembre de 1936 : Nacimiento del
Moderno Fotoperiodismo de Guerra ".
El
autor explicó que se trata de un libro centrado en los aspectos
fotográficos, humanos e históricos de la gran cantidad de
trascendentales imágenes creadas por Robert Capa el 5 de Septiembre de
1936 en Cerro Muriano y sus alrededores (colinas Las Malagueñas,
Torreárboles, Finca de Villa Alicia, Lavaderos y Fundiciones de la
Córdoba Copper Company, interior del pueblo, Finca de Villa Alicia, El
Ronquillo Bajo y el tramo entre la Antigua Estación de Tren de Obejo y
El Vacar), muchas de ellas desconocidas hasta ahora, con un análisis muy
exhaustivo de todas las fotos, una por una, mostrando la alucinante
variedad de cosas que ocurren en cada imagen, así como la pléyade de
detalles significativos, a cual más dramático, que Capa es capaz de
captar con gran maestría en medio de situaciones de máximo stress.
En
2007 se conocían unas diez fotos hechas por Capa en Cerro Muriano y sus
alrededores, pero entre 2008 y el presente año 2022 han aparecido gran
cantidad de fotos nuevas, hasta el punto de que ahora hay un total de 46
imágenes, verdaderamente impresionantes y estremecedoras, por lo que la
situación ha dado un enorme vuelco y en estos momentos, por increíble
que pueda parecer, Cerro Muriano se ha convertido en el lugar más
importante del mundo para poder entender la génesis de Robert Capa como
fotógrafo de guerra, su estilo fotoperiodístico y su posterior
evolución.
Así
pues, fue en Cerro Muriano y sus alrededores donde el 5 de septiembre
de 1936 nació sin ningún género de dudas el moderno fotoperiodismo de
guerra ágil y dinámico, disparando a pulso con una cámara Leica muy
pequeña y ligera, al igual que los objetivos acoplables a ella.

José
Manuel Serrano Esparza explicó al numeroso público asistente el hecho
trascendental de que las imágenes que Robert Capa hace en sus dos
grandiosos reportajes
Photo Robert Capa / © ICP New York
" Arenga en la Finca de Villa Alicia " (1,5 km al sureste de Cerro Muriano) y

Otra
de las fotos hechas por Capa a refugiados que huyen a pie de Cerro
Muriano el 5 de Septiembre de 1936. Las personas que aparecen en esta
imagen han caminado ya unos 8 km y están a unos 4 km de El Vacar. Una
vez más, Capa capta magistralmente un momento significativo repleto de
nerviosismo y stress, ya que tanto el hombre joven con boina (que ha
estado ayudando al niño durante varios kilómetros, llevándole sobre su
espalda, lo cual aumenta mucho su fatiga y sudor mientras camina a pleno
sol con una temperatura de 40º C) como la anciana (cuya expresión
facial convulsa y preocupada adquiere un intenso dramatismo al estar su
zona derecha en sombra) avanzan en condiciones precarias, con un
equilibrio que se irá deteriorando progresivamente. Impresionante la
precisión de Capa al apretar el botón liberador del obturador de su
Leica II (Model D) así como la enorme velocidad con la que realiza la
composición, enfatizando el sufrimiento del hombre joven que tiene que
llevar sobre sus hombros a su hijo agotado por la caminata y
simultáneamente agarrar con su brazo izquierdo el brazo derecho de su
madre (exhausta, a punto de desfallecer y que casi no tiene fuerzas para
andar) para evitar que caiga al suelo. Y en mitad de esta escena tan
sumamente angustiosa, Capa es capaz de crear una potentísima diagonal
ascendente derecha izquierda que se inicia con la chica joven de unos 9
años de edad visible a la derecha de la imagen y que camina a mucha
mayor velocidad que los dos protagonistas principales, con lo que
cualquier observador de la imagen puede percibir la diferencia de ritmo
al caminar entre ellos. © Robert Capa / © ICP New York
"
Huida de los Refugiados de Cerro Muriano " (a través de la salida norte
del pueblo, avanzando a pie 12 km hacia la Estación de Tren de Obejo y
El Vacar, bajo un sol abrasador, en terribles condiciones y dejando
atrás sus vidas previas) el 5 de septiembre de 1936, marcan un antes y
un después en la Historia de la Fotografía Mundial.
Asimismo,
hizo hincapié en la increible rapidez en el encuadre y la gran cantidad
de detalles significativos que Capa es capaz de plasmar en sus imágenes
y que son explicados en profundidad.
Todo
ello en el marco del mencionado nuevo fotoperiodismo de guerra que Capa
se inventa en Cerro Muriano y que se caracteriza por un grado de
inmersión mucho mayor en el epicentro de la acción que las cámaras de
gran formato y formato medio previas, bastante más grandes y pesadas,
que precisaban además con frecuencia largos tiempos de exposición, con
lo que era muy difícil fotografiar con ellas personas en movimiento.

Porque
estas nuevas y muy pequeñas cámaras Leica formato 24 x 36 mm creadas
por el genio Oskar Barnack (director de mecánica de la empresa Ernst
Leitz en Wetzlar, Alemania) y acopladas a objetivos también de reducidas
dimensiones y peso muy liviano, permitían una muy superior libertad de
movimientos al fotógrafo, así como una mucha mayor velocidad y
versatilidad al hacer las fotos desde ángulos distintos y con una gran
discreción, gracias al obturador planofocal totalmente mecánico con
cortinillas de seda engomada de recorrido horizontal, una
auténtica maravilla de ingeniería miniaturizada, que apenas hace ruido y
preserva un gran sigilo durante el acto fotográfico, además de permitir
disparar a pulso con facilidad y captar imágenes de gran nitidez sin
necesidad de trípode alguno.

El
5 de Septiembre de 1936, cuando Capa capta muchas imágenes icónicas en
la zona de Cerro Muriano y sus alrededores, está muy reciente la muerte
el 16 de enero de dicho año del genio Oskar Barnack, creador en 1914 del
mítico prototipo Ur-Leica, primera cámara fotográfica formato 24 x 36
mm del mundo, de la Leica I Model A (presentada en la Feria de Primavera
de Leipzig de 1925, primera cámara de 35 mm producida en serie a nivel
mundial y que supuso una revolución), de la Leica II Model D en 1932
(primera Leica con telémetro incorporado), de la Leica III en 1933 (que
incorporaba un pequeño dial especial para velocidades lentas 1/20 s, 1/8
s, 1/4 s, 1/2 s y 1 s) y de la Leica IIIa de 1935 (con una velocidad
máxima de obturación de 1/1000 s, más rápida que el anterior tope de
1/500 s).
Así
pues, tan sólo ocho meses después del fallecimiento de Oskar Barnack,
es en Cerro Muriano y sus alrededores donde Robert Capa lleva al límite y
de modo pionero en el ámbito de la fotografía de guerra la esencia de
fotografía muy ágil y dinámica, disparando a pulso y desde distancias
increíblemente próximas a las personas fotografiadas, para la cual el
mago de la mecánica miniaturizada de la empresa Ernst Leitz Wetzlar
(Alemania) había creado sus cámaras sin espejo, de dimensiones y peso
muy reducidas.
José Manuel Serrano Esparza explicando como Capa
hizo las fotos en Cerro Muriano y sus alrededores con una cámara Leica
II (Model D) creada por Oskar Barnack y conectada a un objetivo Ernst
Leitz Elmar 50 mm f/3.5 de 4 elementos en 3 grupos con esquema óptico
Tessar diseñado por Professor Ludwig Bertele.
Capa
y Gerda Taro sabían que esta cámara mecánicamente muy avanzada para la
época (especialmente su soberbio obturador planofocal totalmente
mecánico, muy preciso y de gran fiabilidad, dotado con cortinillas de
seda engomada de recorrido horizontal, apenas hacía ruido, lo cual
generaba una gran discreción y sigilo durante el acto fotográfico) y su
objetivo standard de 50 mm que conseguía una gran calidad de imagen, era
un arma muy poderosa para captar imágenes impactantes que plasmaran lo
que es la guerra, así como para desarrollar historias con énfasis en
relatos visuales repletos de fotografías que una y otra vez captaban
momentos definitorios.
También
era muy importante el hecho de que la cámara Leica podía conectarse a
una amplia gama de objetivos intercambiables y exponer 36 negativos
formato 24 x 36 mm.
Es
decir, conseguía con un carrete de película química de blanco y negro
de 35 mm el triple de fotos que el carrete 120 de una cámara de formato
medio 6 x 6 cm con el que sólo se podían hacer 12 disparos.
Por
otra parte, al ser una cámara telemétrica de visor directo y sin espejo
basculante, la estabilidad de disparo a pulso con gran comodidad,
incluso a velocidades bajas de obturación, era excelente, y hacía
posible obtener fotos nítidas sin trepidación en la inmensa mayoría de
contextos fotográficos.
Página
5 del catálogo de productos de la empresa fotográfica Ernst Leitz
Wetzlar (Alemania) de 1936 en la que aparece la cámara Leica II (Model
D) telemétrica formato 24 x 36 mm acoplada a un objetivo Leitz Elmar 50
mm f/3.5, cuyo peso era de tan sólo 111 gramos.
Y
por supuesto, este tipo de cámara tenía la gran ventaja de que permitía
una muy superior libertad de movimientos al fotógrafo, así como una
mucha mayor velocidad y versatilidad al hacer las fotos desde ángulos
distintos y con una gran discreción.
Sea como fuere, Capa nunca fue una persona fanática de marca fotográfica alguna.
De hecho, sus cámaras favoritas fueron :
a)
La Contax II telemétrica formato 24 x 36 mm, diseñada por Hubert Nerwin
y que dicho año era con diferencia la mejor cámara de 35 mm del mundo.
Capa
dejó de utilizar cámaras Leica formato 24 x 36 mm a partir de finales
de Mayo de 1937, y se decantó por la Contax II, porque a diferencia de
las Leicas de rosca con montura LTM39 (en las que hay ventanas
independientes para telémetro y visor, es
decir, la operación de enfoque y el encuadre se realizan por separado),
esta extraordinaria cámara fabricada por Zeiss Ikon fue la primera que
tenía un telémetro y visor combinados.
Por otra parte, su
amplísima base de telémetro de 90 mm con una magnificación de
aproximadamente 0.75x, aportaba una longitud de base efectiva de 67.5
mm, superior incluso a la Leica M3 de 1954.
Este
telémetro de gran longitud de la Contax II permitía al fotógrafo lograr
una gran precisión de enfoque, superior a la de las Leicas en montura
LTM39 de los años treinta y cuarenta, y el visor y telémetro combinados
hacían posible fotografiar con mayor rapidez, sin olvidar el hecho
importante de que los objetivos Zeiss más luminosos Carl Zeiss Jena
Sonnar 5 cm f/1.5 y Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 diseñados por el
genio Ludwig Bertele eran las ópticas standard de referencia mundial y
mejores todavía que los excelentes Elmar 50 mm f/3.5 y Summar 50 mm f/2
de Leica, especialmente en nitidez y contraste a plena abertura.
b)
La Rolleiflex de formato medio 6 x 6 cm (especialmente el modelo Old
Standard 1932-1938, que fue el que más utilizó, especialmente durante la
Segunda Guerra Mundial) que daba una mayor calidad de imagen que las
cámaras formato 24 x 36 mm, gracias a su superficie de emulsión cuatro
veces más grande que el 35 mm, por lo que permitía hacer reencuadres
selectivos de zonas concretas de la imagen sin pérdida de nitidez.
Además,
estas cámaras estaban diseñadas para que el fotógrafo hiciera las fotos
mirando a través del visor de cintura, por lo que no tenía que levantar
la cámara a la altura de los ojos, de tal manera que la discreción
durante el acto fotográfico era admirable.
No
obstante, el 5 de Septiembre de 1936, Capa utilizó con enorme pericia en
Cerro Muriano y sus alrededores una Leica II (Model D) formato 24 x 36
mm, que aunque no era la referencia, era una de las mejores cámaras del
mundo en esos momentos : la más ligera y pequeña en su formato, al igual
que sus objetivos, dotada con el segundo mejor obturador mecánico
existente

(sólo
superado por la Ihagee Kine Exakta, primera SLR de 35 mm, cuyo fabuloso
obturador planofocal mecánico con cortinillas textiles de recorrido
horizontal era imbatible, con velocidades entre 1/25 s y 1/1000 s y un
dial específico con avanzado mecanismo de relojería para tiempos largos
de exposición de hasta 12 segundos creado por el genio Karl Nüchterlein
en Dresde, Alemania) y con la ventaja añadida de que su objetivo Leitz
Elmar 50 mm f/3.5, el más compacto y ligero fabricado para cámaras de 35
mm, favorecía notablemente el uso de la cámara disparando a pulso con
gran rapidez, conforme al estilo totalmente instintivo, ágil y muy
dinámico de Capa al hacer sus fotos.

José
Manuel Serrano Esparza explicando una de las imágenes hechas por Robert
Capa el 5 de Septiembre de 1936 durante la Arenga en la Finca de Villa
Alicia.
Capa
capta unas imágenes terribles, desoladoras, de momentos de premuerte,
en las que aparecen milicianos que están siendo informados por cuatro
jefes de la CNT y la FAI de Alcoy (Alicante) subidos a un tonel de que
las feroces tropas marroquíes de tabor de regulares de Sáenz de Buruaga
van a atacarles y que tendrán que luchar por sus vidas.
Miliciano
alcoyano muy joven, de unos 17 años de edad, fotografiado por Capa
desde una distancia increíblemente próxima, sin ser detectado, con un
encuadre horizontal, mientras el todavía adolescente mira hacia arriba
al orador subido al tonel y escucha su arenga. Photo : Robert Capa / © ICP New York
Una y otra vez, el fotoperiodista húngaro consigue pasar inadvertido y no ser detectado durante el acto fotográfico,
Mismo
miliciano alcoyano muy joven que aparece en la foto anterior mirando
hacia arriba al jefe anarquista subido a un tonel mientras pronuncia su
arenga es captado por Capa pocos minutos después, justo en el momento en
que se derrumba emocionalmente, consciente de la muy alta probabilidad
de muerte que se avecina frente a las feroces tropas marroquís de tabor
de regulares. Capa elige un encuadre vertical, se acerca todavía más al
muchacho y le fotografía prácticamente a bocajarro, captando
magistralmente el momento de inefable desazón de este adolescente. Photo
: Robert Capa / © ICP New York
a
pesar de la enorme proximidad desde la que hace un muy elevado
porcentaje de sus fotos, algunas de ellas prácticamente a bocajarro,
moviéndose con gran velocidad y sigilo entre los milicianos que escuchan
la alocución y realizando un enorme esfuerzo constante por captar las
imágenes desde todos los ángulos posibles, plasmando
abundantes detalles a cual más dramático que realzan enormemente la
tremenda intensidad emocional de los instantes vividos, así como
expresiones faciales que hablan por sí mismas.

Otra
de las estremecedoras fotos captadas por Capa durante la mencionada
arenga. Se aprecia en imagen una ecléctica mezcla de milicianos de la
CNT y la FAI de Alcoy, milicianos andaluces con sombrero típico e
incluso algunos soldados republicanos con casco (uno de los cuales es
visible en la esquina superior derecha de la fotografía. Con su inefable
capacidad de observación hasta de los más pequeños detalles que marcan
la diferencia, el fotógrafo plasma el enorme dramatismo inherente a los
momentos de premuerte de combatientes civiles procedentes de las
profesiones más comunes, que tendrán que luchar frente a las tropas
profesionales del Ejército de África. Capa consigue enfatizar las
expresiones faciales de desesperanza de los dos personajes principales
de la imagen : a) el miliciano anarquista de la CNT situado en la zona
superior de la fotografía, con indumentaria oscura y ataviado con un
gran pañuelo blanco alrededor del cuello y b) el miliciano campesino
andaluz con boina de diseño de cuadros, tras la cual sobresale la zona
delantera de los dos cañones de su escopeta de caza, cuyo alcance eficaz
es de unos 50 m, mientras que los fusiles y mosquetones Máuser calibre 7
x 57 mm utilizados por los soldados marroquís de tabor de regulares
tienen un alcance eficaz de unos 2.000 m. La mano derecha de este
miliciano andaluz, muy curtida, revela que este hombre ha estado toda su
vida inmerso en las durísimas labores del campo de la época durante
muchas horas al día, algo que también ocurre con otro miliciano andaluz
con boina, que aparece de perfil a la derecha de la imagen fumando un
cigarrillo para intentar tranquilizarse, y cuya piel facial ennegrecida
indica igualmente una durísima vida en el campo de sol a sol. Este
hombre (cuya vestimenta está muy sucia, revelando extrema pobreza) ya no
mira al orador, tiene la mirada perdida y está en profunda
introspección. La habilidad de Capa para pasar desapercibido durante el
acto fotográfico es impresionante, de tal manera que ninguna de las 26
personas visibles en la imagen está mirando a Capa y ni se enteran de
que han sido fotografiados. Photo : Robert Capa / © ICP New York
Capa
va fotografiando a los milicianos moviéndose entre ellos con increíble
rapidez y precisión, disparando su cámara desde todos los ángulos
posibles, acercándose al máximo y consiguiendo crear unas imágenes
desgarradoras, atemporales, en las que capta por sorpresa los gestos
convulsos y de enorme preocupación de milicianos sudorosos, temerosos de
morir en combate y no ver más a sus seres queridos,
Mismo
miliciano andaluz que aparece en la foto anterior (escuchando la arenga
y mirando a un jefe anarquista subido en el tonel) con una escopeta de
caza colgada del hombro izquierdo y cuyos cañones sobresalen por encima
de su gorra con diseño de cuadros, es captado por Capa con un tiro
rapidísimo contrapicado, prácticamente a bocajarro, pocos minutos
después, justo en el momento en que se derrumba emocionalmente, cierra
los ojos y su cabeza cae hacia atrás. Es una imagen terrible, muy
representativa, y que sigue los postulados fotoperiodísticos
establecidos cuarenta años después por Cliff Edom, Profesor de
Fotoperiodismo de la Universidad de Missouri, en su obra Photojournalism de 1976. Photo : Robert Capa / © ICP New York
unos
rostros fortísimamente impregnados de ansiedad y nerviosismo que el
fotógrafo plasma con inefable talento y que sintetizan los momentos de
premuerte.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Reencuadre
selectivo de la mitad superior derecha de la fotografía anterior, en el
que se aprecia al jovencísimo miliciano de aproximadamente 16 años con
manta sobre su hombro izquierdo de pie y todavía mirando y escuchando
atentamente las palabras del jefe anarquista subido al tonel. Pocos
minutos después, este adolescente se derrumbará emocionalmente, momento
que será captado por Capa con gran precisión. En esta imagen pueden
apreciarse también las expresiones faciales de otros milicianos (uno de
ellos todavía más joven, de unos 15 años de edad, con indumentaria
oscura y que está junto al vértice inferior trasero de la ventana de la
derecha del camión que aparece al fondo) que revelan elevadas dosis de
stress y ansiedad, mientras uno de ellos se frota las uñas fruto del
nerviosismo y otro se seca el sudor de la frente con su mano izquierda.

Imagen
hecha por Robert Capa pocos minutos después de la anterior y publicada
en la página 3 del número 15, Volumen 3, de la revista inglesa Weekly Illustrated
del Sábado 10 de Octubre de 1936 en tamaño 17,6 de ancho x 13,9 cm de
alto, a partir de una copia de época realizada con el negativo original
Eastman Kodak Panchromatic Nitrate de 35 mm (expuesto por Robert Capa
con una cámara telemétrica Leica II con objetivo Leitz Elmar 50 mm
f/3.5) y que fue enviada por María Eisner (directora de la agencia
Alliance Photo, que distribuía las imágenes de Capa) a Stefan Lorant,
editor del Weekly Illustrated, que reencuadró la imagen y por
necesidades de maquetación la dejó con un aspect ratio 4:3, de tal
manera que encajara en la zona inferior derecha de la mencionada página,
junto con otras nueve fotografías más de distintos temas, que nada
tenían que ver con la Guerra Civil Española, si bien Lorant decidió dar
todo el protagonismo posible a la imagen de Capa, insertándola en mayor
tamaño que el resto. Capa ha captado el preciso instante en que el
jovencísimo miliciano de la foto anterior, de unos 16 años de edad
(visible a la derecha del todo de la imagen, con una manta sobre su
hombro izquierdo y que está de pie junto a la zona delantera derecha del
camión) se derrumba emocionalmente y tiene la cabeza baja, en profunda
introspección y muy preocupado, ya que tendrá que luchar por su vida
frente a tropas profesionales marroquís del Ejército de África, con gran
experiencia en guerra colonial, donde habitualmente no se hacían
prisioneros.
Algunos de los milicianos anarquistas que escuchan la arenga en la Finca de Villa Alicia son jovencísimos, con edades entre los 14 y 16 años.
Son
imágenes reveladoras de una pléyade de detalles dramáticos que realzan
enormemente la tremenda intensidad emocional de los instantes vividos,
así como expresiones faciales que hablan por sí mismas.
Otra
de las terribles imágenes captadas por Capa durante la Arenga en la
Finca de Villa Alicia. Una vez más, los rostros de los milicianos hablan
por sí mismos, en un contexto dramático a más no poder, que alcanza su
punto álgido en los dos milicianos anarquistas (uno en la zona superior
central de la imagen y otro en el borde central derecho de la misma) que
no observan ni escuchan al orador, sino que muy nerviosos, miran con
ansiedad en direcciones opuestas por si aparecen los temidos soldados
marroquís de tabor de regulares, y en la anciana cabizbaja que aparece
en la mitad superior izquierda. Photo : Robert Capa / © ICP New York
Capa
capta magistralmente la angustia y tensión en grado superlativo
reflejada en los rostros de los hombres presentes durante la arenga, con
cada uno de ellos reaccionando de una manera distinta y el fotógrafo
constantemente atento a plasmar los pequeños detalles que marcan la
diferencia.
Capa
consigue ésto gracias a su increíble precisión en el timing al apretar
el botón disparador de su cámara Leica fotografiando momentos muy
definitorios, con su gran don para estar siempre en el lugar adecuado en
el momento idóneo y lo más cerca posible, además de que la abstracción
del blanco y negro, con frecuencia es más eficaz que el color para la
transmisión de mensajes.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Por
su parte, con su también soberbio reportaje " Huida de los Refugiados
de Cerro Muriano ", Capa confiere a las imágenes un realismo y
emotividad sin precedentes hasta esos momentos con personas en
movimiento, fotografiándolas desde unas distancias increíblemente
próximas, la inmensa mayoría de veces sin ser detectado, y captando su
gran coraje y determinación por salvar a sus seres más queridos, en
especial los ancianos más mayores, bebés y niños pequeños.
Otra
de las fotografías hechas por Robert Capa a refugiados de Cerro Muriano
durante su huída del pueblo. Las cuatro personas que aparecen en imagen
caminan junto a un tramo de la vía férrea Córdoba-Almorchón ubicado a
muy pocos metros del kilómetro 245,5 de la antigua carretera N-432a,
cerca de la Finca de Campo Alto, unos 7,5 km al noroeste de Cerro
Muriano y 4,5 km al suroeste de El Vacar. Capa fotografía a una mujer,
visible a la derecha de la imagen, que lleva en brazos a una niña de
unos 2 años de edad. Esta madre lleva puesto un delantal sobre su
vestido, ya que no ha tenido tiempo de quitárselo a causa de la
precipitada huida. Detrás de ella, a la izquierda de la imagen, podemos
ver a una chica muy joven que camina justo delante de su padre y que
está mirando a Capa, y tras ella se aprecia al marido de la mujer y
padre de ambas niñas, vestido de negro, con gorra y que lleva algunas
mantas para dormir al aire libre durante la noche. Él también está
mirando a Capa, cuya atención total está centrada en la mujer que
encabeza el grupo y principal protagonista de este momento muy
definitorio, porque es una imagen muy dramática. El fotógrafo consigue
captar a la madre de las niñas sin que detecte su presencia, pese a que
dispara su cámara desde una distancia muy próxima de unos 5,5 metros,
probablemente a f/11, y consigue transmitir a cualquier observador la
idea básica que preside la imagen : pese a que esta mujer lleva a su
hija pequeña en brazos, supera claramente en potencia y velocidad al
caminar a su hija mayor y a su marido que avanzan tras ella. Tal es su
tremendo nivel de lucha para salvar a su hija más indefensa. Su
mirada está perdida. Ella sólo quiere avanzar rápidamente hacia el
pueblo de El Vacar, debido al gran miedo y angustia que la atenazan,
porque teme por las vidas de sus hijas, especialmente la más joven. Capa
lo percibe y consigue captar por sorpresa a esta mujer, inmersa en un
contexto de más que notable angustia, potenciada por la luz solar que
viene de la derecha de la fotografía, iluminando su mejilla izquierda (
al igual que la de la hija mayor y el padre que marchan detrás de ella),
lo cual confiere a la imagen un vívido carácter tridimensional. Photo : Robert Capa / © ICP New York
Son
imágenes que destilan humanidad a raudales y empatía total con toda esa
gente indefensa que fueron víctimas de la guerra, ya que Capa quiso con
todas sus fuerzas que estos seres humanos refugiados fueran los
principales protagonistas de sus relatos visuales.
Unas
fabulosas imágenes que son Patrimonio de la Humanidad, pioneras en su
género y que significaron el nacimiento del moderno fotoperiodismo de
guerra ágil y dinámico en este pequeño y entrañable pueblo 15 km al
norte de Córdoba capital y sus alrededores norte y sur aquel 5 de
septiembre de 1936.
Justo
tras acabar la conferencia a las 22:00 h de la noche, Antonio Manfredi
puso broche de oro a la misma, con las siguientes palabras :
" Creo
que esta conferencia ha sido una experiencia magnífica. Me lo he pasado
muy bien y he aprendido muchísimo, que es lo importante. Creo que todos
hemos aprendido mucho, tanto los amantes de la fotografía en blanco y
negro como del periodismo, que habéis venido hoy a disfrutar esta
inolvidable conferencia.
Es increíble la vigencia que tienen hoy en día las imágenes de Robert Capa.
Muchas
gracias al Ayuntamiento de Bormujos, a Diagonal 3 Agrupación
Fotográfica del Aljarafe, a STAF, a la Federación Andaluza de Fotografía
y a todos los presentes.
Buenas Noches " .

Antonio
Manfredi, pocos minutos después de finalizar la conferencia. Su
presencia fue algo verdaderamente inolvidable y muy de agradecer, ya que
su gran experiencia e intuición le permitieron desarrollar una
encomiable dirección del evento con mano maestra durante las dos horas
de duración del mismo, marcando los tiempos con inefable exactitud.
Otra
imagen de Antonio Manfredi. Su enorme humanidad, conocimiento, amor por
la fotografía, don de gentes y perspicacia psicológica a raudales
fueron decisivas para el éxito del evento, consiguiendo catalizar la
ósmosis entre ponentes y público asistente, que hizo abundantes
preguntas.
Francisco
Miguel Molina, Alcalde de Bormujos (Sevilla) y otro de los artífices de
llevar a buen puerto el evento, por el que se interesó notablemente
desde varios meses antes de su celebración, que estaba prevista
inicialmente para tener lugar en la sede de Diagonal 3 Asociación
Fotográfica del Alfaraje.
Plenamente
consciente de la enorme importancia fotográfica e histórica de Capa y
Gerda Taro, se tomó muchas molestias hasta conseguir cuadrar las fechas y
que la conferencia pudiera ser celebrada en el soberbio Salón de Actos
del Centro Cultural " La Atarazana " de Bormujos.
De
izquierda a derecha : Daniel Zamora (Presidente de Diagonal 3
Agrupación Fotográfica del Aljarafe), Margarita Expósito (Concejala de
Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Bormujos), Francisco
Márquez (Presidente de la Asociación Fotográfica La Abeja Roja de
Sevilla, que asistió a la conferencia en representación de la FAF,
Federación Andaluza de Fotografía), Francisco Miguel Molina
(Alcalde de Bormujos) y Pedro Benítez Diez (miembro de Diagonal 3
Agrupación Fotográfica del Aljarafe, gran apasionado de la fotografía y
hombre clave en la organización de la conferencia) en animada charla
pocos minutos después de la finalización del evento.

De
izquierda a derecha : Margarita Expósito (Concejala de Participación
Ciudadana del Ayuntamiento de Bormujos), Francisco Márquez (Presidente
de la Asociación Fotográfica La Abeja Roja de Sevilla, que asistió a la
conferencia en representación de la FAF, Federación Andaluza de
Fotografía), Francisco Miguel
Molina (Alcalde de Bormujos), José Manuel Serrano Esparza (autor del
libro), Juan José Obrero Castro (Presidente de la Asociación de
Empresarios de Cerro Muriano), Antonio Manfredi (figura histórica del
periodismo español en prensa, radio y televisión, pionero del medio
televisivo en Andalucía, Premio Andalucía de Periodismo y Premio
Ejército de Periodismo) y Pedro Benítez Diez (miembro de Diagonal 3
Asociación Fotográfica del Aljarafe, gran apasionado de la fotografía y
el hombre clave en la organización de la conferencia con su ímproba
labor de muchos meses supervisando una pléyade de detalles distintos).
Tumba
de Robert Capa en el Cementerio de Amawalk (Nueva York).
Robert Capa fue
y sigue siendo uno de los fotógrafos más influyentes de la historia,
con un estilo muy instintivo, ágil y dinámico en sus imágenes, además de
un genio de la fotografía y pionero en muchos aspectos inherentes a la
fotografía de guerra.
Pero pese a ser proclamado el mejor fotógrafo de guerra del mundo en 1938, un status que sigue en buena medida vigente, Robert Capa nunca se consideró el mejor en nada, porque coexistió en el tiempo con monstruos muy versátiles de la fotografía como Alfred Eisenstaedt (92 portadas en Life),
Henry Cartier-Bresson, David Seymour Chim, Walter Bosshard, Eliot
Elisofon, Myron Davis, Margaret Bourke-White, Ruth Orkin, etc, además de
muchos extraordinarios fotógrafos de guerra como George Rodger, Carl
Mydans, George Silk, Eugene Smith, David Scherman, Peter Stackpole, John
Florea, Ralph Morse, Frank Scherschel, Robert Landry y muchos otros.
Además,
Capa siempre tuvo la convicción de que el mejor fotógrafo al que había
conocido era el genio suizo Werner Bischof, un auténtico prodigio tanto
en fotografía artística con sabia iluminación como en fotoperiodismo,
usando todo tipo de cámaras y formatos.
Pero
además de su fabuloso talento y valor como fotógrafo, en toda la
Historia de la Fotografía nadie luchó más que Robert Capa por defender a
sus compañeros de profesión, para que tuvieran el control de sus
imágenes y un salario digno, y ese fue el motivo de la fundación de la
Agencia Magnum, de la que él fue su principal artífice en 1947.
Lisl
Steiner hablando sobre el libro " Robert Capa en Cerro Muriano, 5 de
Septiembre de 1936 : Nacimiento del Moderno Fotoperiodismo de Guerra "
en entrevista con Canal Sur el 2 de Diciembre de 2021 :
Lisl
Steiner hablando sobre el libro durante la entrevista que le hizo Canal
Sur Televisión en Cerro Muriano el 2 de Diciembre de 2021.
Mario Arias Talavera, CEO de Fotografiarte, hablando sobre el libro en su Twitch.